El Salvador. La ofensiva final, 1989

En 1989 Antonio Turok, participó en los días de la llamada «Ofensiva final» en El Salvador. Documentó las ruinas del barrio Mejicanos, los lugares de trabajo de los sacerdotes jesuitas asesinados, los funerales, la toma del Hotel Sheraton (donde se encontraban en este momento el representante de la oea, João Baena, y un grupo de marines armados). Documentó también, en el municipio de San Miguel, la presencia de los Batallones de Reacción Inmediata (biri arce) creados en 1983 por el régimen salvadoreño con el apoyo estadounidense.

Contexto rural

«La tierra y la posesión de la tierra, estos son cuestiones claves en un Estado cuyos productos principales son el café y el algodón. Un mercado de exportación para estos productos que se extendió pronto hizo necesario también una pronta extensión de la superficie de cultivo, en la segunda mitad del siglo pasado. El panorama de beneficios para los cultivadores de café y algodón de El Salvador se amplió considerablemente y sólo encontró un obstáculo en el camino hacia la riqueza y el bienestar: la población aborigen. La tierra que labraban los indios era la base del sustento para sus familias y para las comunidades de aldeas o de tribu. Es comprensible que no estuviesen interesados en vender sus posesiones total o parcialmente a los cultivadores de café y algodón». (Neuberger y Opperskalski, 1983, 127)


Estancamiento del conflicto

«El Salvador es escenario de una guerra civil iniciada en 1979 y ha cobrado más de 57 000 vidas, en su abrumadora mayoría civiles no combatientes. Desde el punto de vista militar la guerra se proyecta en forma indefinida: los insurgentes con unos siete mil efectivos, en 1987 enfrentan a 53 000 soldados regulares, sin que ninguno de los bandos pueda imponer su voluntad sobre el contrincante». (Sohr, 1989, 83)

«La guerra civil quedó en un estado de suspensión, a menudo referida como un empate, en que ambos bandos eran incapaces de asestarse golpes decisivos pero si de infligirse mutuamente elevadas pérdidas. Desde el punto de vista oficialista el mayor éxito ha sido impedir a los rebeldes pasara de la guerra de guerrilla a formaciones regulares. Los insurgentes, por su parte, han conseguido hacer ingobernable una buena porción del país y están al acecho para explotar las debilidades del régimen». (Sohr, 1989, 23)


Masacre en El Mozote

«Durante los años de Reagan la prensa se comportó de una forma especialmente tímida y obsequiosa… Cuando el periodista Raymond Bonner continuó informando sobre las atrocidades que ocurrían en El Salvador –y del papel que jugaba Estados Unidos en ellas– el New York Times le cambió de destino. En 1981 Bonner había informado acerca de la masacre de cientos de civiles en el pueblo de El Mozote, acción llevada a cabo por un batallón de soldados adiestrados por los Estados Unidos. La administración Reagan se mofó del informe, pero en 1992, un equipo de antropólogos forenses empezó a desenterrar los esqueletos que había en el lugar de la masacre, la mayoría de niños; al año siguiente una comisión de la onu confirmó la versión de Bonner sobre la masacre de El Mozote». (Zinn, 2008, 437)