Nueva York. Las torres gemelas, 2001

La guerra contra el terrorismo

«Los actos terroristas del 11 de septiembre de 2001 trastrocaron los cimientos del sistema internacional de principios del siglo xxi. A partir de ese momento, la guerra contra el terrorismo se convirtió en el eje articulador del nuevo sistema y la doctrina de la guerra preventiva en su base ideológica. En la agenda de la política mundial y, particularmente, en la política exterior de Estados Unidos, la seguridad nacional se reposicionó en un lugar prioritario, y los demás temas pasaron a un segundo plano… El gobierno estadounidense convirtió a su país en un Estado obsesionado por la seguridad, donde se estableció como principal objetivo la lucha contra el terrorismo y, particularmente, el evitar un nuevo ataque en su territorio. Para lograrlo, Estados Unidos enfatizó el enfoque militar para el resguardo de sus fronteras, lo cual, de manera automática, afectó directamente la relación con México». (Velázquez, 2008, 62)

«Se puede afirmar entonces que desde una visión tradicional de la seguridad, en la guerra fría, se pasó a una visión ampliacionista en los años 90, y luego del ataque del 11 de septiembre de 2001, se desarrolló la visión preventiva de seguridad. Esta concepción de la seguridad plantea en grandes rasgos, la necesidad de emprender acciones primordialmente militares o políticas en contra de fuentes de amenazas, sean Estados hostiles o Estados hospederos de agrupaciones terroristas, aunque la amenaza no se haya establecido por completo. Esto implica que la mejor forma de sostener la integridad del Estado es actuar militarmente en contra de las amenazas, incluso antes de que éstas se consolidada». (Montero, 2006)


La Ley Patriota

«El 26 de octubre de 2001, el presidente Bush firmó la controvertida Ley Patriota, dirigida en contra de los extranjeros, muchos de los cuales, bajo el nebuloso clima de esquizofrenia creado por las mismas autoridades, eran visualizados como potenciales terroristas… En esa línea, el Procurador General autorizó la detención de inmigrantes y extranjeros de manera indefinida simplemente con la presunción de que una persona es ‹sospechosa› o que se ‹presuma› tenga conexión con organizaciones terroristas. Esto constituye un filón de la criminalización de la migración». (Márquez, 2003, 5-6)