Refugiados guatemaltecos en México, 1981

En 1980 Turok viajó por primera vez a la línea fronteriza entre México y Guatemala donde empezaron a llegar los refugiados del conflicto armado en el vecino país.

El poeta Jaime Sabines, hermano del entonces gobernador Juan Sabines Guitérrez, le otorgó a Turok una beca de dos años para documentar a Chiapas.

La región dividida por una frontera

«Conforme se recrudecían los problemas centroamericanos se hizo presente, en todas sus dimensiones, el carácter fronterizo de municipios que se habían acostumbrado a una línea divisoria con poca incidencia sobre la cotidianidad de sus habitantes. Hasta ese momento, los límites políticos no habían logrado romper la continuidad de un paisaje delineado por siglos previos de historia común y en el que los vínculos incluían desde relaciones consanguíneas entre pobladores hasta imbricados tejidos comerciales y productivos, pasando por la unidad cultural de la región. Al tratarse de construcciones de largo plazo, su núcleo duro no iba a deshacerse de la noche a la mañana, pero tampoco pasaron inadvertidos los esfuerzos por definir contornos precisos que estableciesen dónde empezaba y dónde terminaba México y, sobre todo, el verde olivo que empezó a impregnar un paisaje en el que hasta ese momento los militares ocupaban lugares secundarios.» (Guillén, 2003, 137)


Guerra Fría en Centroamérica

«Las discrepancias entre discurso y realidad hacen pensar que las medidas tomadas para incidir en esta última estaban fuertemente influidas por la visión estadounidense de un mundo bipolar, dentro del cual debía impedirse a toda costa el ascenso enemigo. De acuerdo con la teoría del dominó, para nuestros vecinos del norte era inadmisible que nuestros vecinos del sur cambiaran de bloque y, en consecuencia, declararon una guerra de baja intensidad (Bermúdez, 1987); pero aún más grave sería que en el trayecto arrastraran a un país con el que los Estados Unidos colindan, de allí las presiones para que México endureciese su postura y adoptase estrategias enmarcadas en la doctrina de seguridad nacional que ellos mismos habían construido (Mussali, 2000; Suárez, 1977). Se partía del supuesto de que los recursos nacionales (especialmente los recién descubiertos mantos petrolíferos) estaban en riesgo y había que defenderlos y, al mismo tiempo, se trataba de prevenir el posible influjo de los guerrilleros infiltrados –de acuerdo con esta visión– en los grupos que solicitaban refugio (Aguayo, 1990). Para ello se movilizaron numerosos contingentes militares». (Guillén, 2003, 138)


Plan Victoria 82

«Las primeras operaciones de Victoria 82 [plan militar diseñado para eliminar a la guerrilla guatemalteca] se realizaron en las zonas fronterizas con México, país que toleró campos de entrenamiento y descanso de la guerrilla guatemalteca. Pero así como México se hizo de la vista gorda a la presencia de algunos insurgentes, tampoco se inmutó demasiado con las incursiones del ejército guatemalteco en su territorio. En todo caso los rebeldes pasaron a constituir un número insignificante ante la avalancha de refugiados que huía de los bombardeos y operaciones de rastreo del gobierno. Hasta 10 000 guatemaltecos buscaron protección dentro de las fronteras de México. En el conjunto de Guatemala alrededor de un millón de personas resultó desplazada, convirtiéndose en refugiados, por las acciones militares. Era un costo previsto por el ejército en su afán por privar al pez del agua. En septiembre de 1982 el secretario de Defensa mexicano Félix Galván estimó que no era necesario reforzar las fronteras del país, pues los efectivos aportados ‹eran suficientes›. Días después de Galván manifestara su tranquilidad, un grupo de 140 comandos (kaibiles) guatemaltecos incursionaron en un campamento de refugiados en México y secuestraron a diez de sus compatriotas». (Shor, 1989, 53)