Óleo sobre tela. Desde que los artistas venecianos, hace más de 500 años, colocaron tela –como lino, arpillera y algodón– sobre un armazón, la tela se ha convertido en el soporte más común para la pintura debido a la facilidad para transportarlo, almacenarlo y conservarlo. A diferencia de la madera, la tela evita que la pintura se agriete, permite realizar obras mayores dimensiones y exhibe una textura mate.