Óleo sobre otros soportes. Aunque de manera escasa, en varios periodos se ha puesto de moda utilizar distintos soportes para la pintura, ya sea por el exotismo que representan soportes lujosos, como la seda, o por las calidades novedosas que aportan, como la lámina. De estos últimos, el más común ha sido el cobre, el cual ofrece estabilidad, durabilidad, uniformidad en la superficie y un acabado liso y brillante, aunque limita el tamaño debido a su costo y peso.