Sincretismo y suplantación. El sincretismo entre las religiones mesoamericanas y el cristianismo fue producto, en casi igual medida, de tres factores: la resistencia de los pueblos originarios al cristianismo y continuar adorando a sus dioses, la iniciativa de los frailes y misioneros para lograr formas más efectivas de evangelización, y la colaboración de indígenas educados por los frailes para unificar las creencias de sus ancestros con la del nuevo orden colonial.
La diseminada teoría que las y los indígenas renombraron a sus deidades con nombres cristianos es, para la historiografía actual, una concepción más errónea que cierta, dado que sólo ocurrió en casos excepcionales. Lo más común fue que los pueblos mesoamericanos identificaron elementos de sus religiones en las imágenes de las deidades cristianas: como el martirio de Cristo que los remitía a los sacrificios humanos o la devoción a la Virgen María que les recordaba a las diosas madres.