Virgen de Guadalupe. La veneración a esta representación de María tiene su origen en el poblado de Guadalupe, Extremadura, en el oeste de España. Su popularidad en el Nuevo Mundo se debe a que los conquistadores extremeños liderados por Hernán Cortés, trajeron consigo una representación de ella. Con el tiempo la veneración se difundió en el resto de la sociedad novohispana e incluso se comenzó a representarla con rasgos mestizos, según relató el obispo Juan de Zumárraga. En su iconografía observamos una túnica rosa con flores doradas y cubierta por un manto azul con estrellas; a sus pies se encuentra un ángel y la Luna creciente, antiguo símbolo de la castidad.